lunes, 24 de septiembre de 2007

Entrevista a Tarantino. Parte 1.


Entrevista de EL PAIS a Quentin Tarantino. Por Roció Ayuso.

Un falso punteo de guitarra resuena a voz en grito en los pasillos del hotel Four Seasons, en Los Ángeles. Sale de labios de Quentin Tarantino, nacido en Knoxville (Tennesse), enfant terrible del cine independiente de los noventa, que esta de promoción de su nuevo largo, Grindhouse. Y si ya de habitual le cuesta pasar de inadvertido, ahora más que nunca, que las críticas no le son favorables, busca llamar la atención.
De ahí su entrada triunfal a sus propios acordes de Layla, vestido con una indiscreta bata verde y la mente preparada para disparar. Así, espeta nada mas entrar: ”Al que no le gusten mis películas, que no vaya”. Su voz suena cascada de tanto usarla. Pero no importa. A Tarantino nada le amilana. Y tampoco las opiniones negativas hacia su último experimento, realizado junto a su amigo el director Robert Rodríguez. Un programa doble, a la antigua usanza, que titula como antaño, Grindhouse, y que consta de de un filme de cada realizador: “Planet Terror”, por parte del tejano, y “Death Proof.”, a manos de Tarantino. Dos películas independientes, incluidas en EEUU en una misma sesión, que en Europa se estrenarán por separado empezando por la de Tarantino, una historia con psicópata, coches, mujeres hermosas y sangre que se ha presentado en el Festival de Cannes, allí donde en 1994 recibió la Palma de Oro por Pulp Fiction.
La respuesta negativa en EEUU dejó callado a este gran bocazas, un iconoclasta tan popular antes las cámaras como quizá sólo lo fue Hitchcock.
Tarantino desapareció unos días aquejado de un problema estomacal. “Ya sabes lo nervioso que se pone con el estreno”, comento una publicista para disculparle.
Si se quedo sin palabras o se puso malito, ninguna de las dos afecciones le duró mucho. Lleno de energía aunque ojeroso, con un vaso bien grande de café y algo mas discreto en su vestimenta (una camiseta negra que proclama “RR & QT”, es decir, Rodríguez y Tarantino), el cineasta mantiene su seguridad en sí mismo. “No diré que mi carrera es una gran contribución al cine, pero si que esta llena de grandes momentos”, afirma al comenzar la entrevista. “Porque si hago cine, lo que quiero es ser el mejor”. Tarantino puro. Director de tan sólo media docena de filmes, pero quien ya en 1995, cuando solo había hecho Reservoir Dogs y Pulp Fiction, contaba en el mercado con tres extensas biografías dedicadas a su persona. Hablamos del considerado “símbolo de una nueva generación de jóvenes directores”, esa que la revista Variety describió como “la de realizadores de videoclub”, mas cinéfilos que cineastas. Pero el tiempo pasa, y Tarantino, a sus 44 años, no es ni un debutante –el nuevo Orson Wells, como siempre fue descrito–, ni un joven talento que despunta. Con sus tres lustros de profesión, mas bien se trata de un veterano que debe responder a sus seguidores (éstos le echan de menos, dado lo poco prolífico de su obra) y detractores (que en cada una de sus largas pausas creativas le acusan de vivir de golpes de suerte).
“A mi lo que me gusta es ponerme a prueba y demostrar lo bueno que puedo ser. Si filmo una persecución, quiero que sea una de las mejores de la historia del cine, y si sino es así, entonces no tengo tanto talento como creo”. Mantiene su locuacidad apabullante, esa verborrea casi de ametralladora, y su energía y convicción, aunque soltando muchos menos juramentos de los habituales.
Ha crecido se ha hecho mayor Tarantino? “Lo único que diría es que con los años tengo más habilidad técnica. Lógico. Me di cuenta con Jackie Brown.Cuando has pasado por el proceso de preproducción, producción y postproducción un par de veces, ya sabes lo que te haces, ya no es un misterio.
Quizá por eso busco lo que no he hecho aún, algo que me satisfaga y desee aprender.
De ahí retos como Kill Bill o este Death Proof.”, asegura.
Huelga decir que esta búsqueda lleva tiempo.”Hay dos razones por las que no hago más películas. Una, que me gusta disfrutar de la vida. Hacer películas es como escalar el Everest: uno no tiene vida. Y cuando bajo de la montaña me gusta disfrutar de mi chalé, se ríe.”Pero la verdadera razón es que ante todo soy guionista, y los guionistas siempre empezamos con la pagina en blanco. Y eso es duro. Si te fijas en directores de 20 años de carrera, todos empezaron escribiendo sus guiones, pero a medida que tuvieron éxito dejaron de hacerlos, empezaron a colaborar con alguien y luego ni es, hasta realizar trabajos de otros. ¿Por qué? Porque es podidamente dura la página en blanco”.
Es una ironía que hable de ese miedo cuando lo que mas ha hecho es escribir guiones.
Además de los propios filmados, sus diálogos le han dado esa fama a medias entre realizador y estrella del rock con monólogos como el de “Duerme Conmigo”, donde se marcó un discurso en el que explicaba por que Top Gun, es una película para homosexuales, o sus trabajos, destrozados o fieles a su escritura, en Asesinos Natos o Amor a Quemarropa. “Ante todo me considero escritor. Y mi trabajo diario es empaparme de lo que dice la gente, sus toques personales, sus muletillas, su forma de hablar”, confiesa.
¿Su secreto? Una memoria prodigiosa, fotográfica para los detalles.”Soy como una esponja. Ahí se queda todo para que un día, en 3 meses o en 10 años, salga a flote”. Su memoria. La clave de su carrera. No le sirvió de mucho como estudiante, campo que abandono a los 16 años (la misma edad a la que le parió su madre, Connie McHugh, mezcla de cherokee e irlandesa, casada con Tony Tarantino, aspirante a actor que desapareció de la película familiar antes del nacimiento de Quentin). El realizador recuerda bien sus primeros filmes, desde la infantil “Bambi” hasta “Conocimiento carnal”, que tambien vio antes de los 8 años. Otros de sus clásicos son “Aeropuerto” y “Abbott and Costello meet Frankestein”. Su recuerdo le hace reír. Y una no puede apartar los ojos de sus labios, casi femeninos; de su cabeza grande y mal peinada de hombre nada apuesto”.”Me encantaban esas pelis de horror de la Hammer. Ahora que lo pienso son como las mias, donde hay 3 géneros, todos engranados como cilindros del mismo motor”.
La cabeza de Tarantino también es una obra de ingeniería, numerosos engranajes que giran al tiempo. Un cerebro que enriqueció durante 5 años al frente del videoclub Video Archives de Manhattan Beach (al sur de los Ángeles), a los que se refiere como sus años de aprendizaje. Allí conoció a los héroes que tanto respeta: “Dean Martin en “Rió Bravo”, ése si que es de los míos; Elvis Presley en “Jailhouse Rock”, fascinante, o Clint Eastwood en “Por un puñado de dólares”.También adoro a Lee Van Cleef en “El bueno el feo y el malo”.
Y sus clásicos: “Río Bravo”, “Taxi Driver”, y “Blow Out”, sus preferidas. O esas cintas de serie B o Z que otros desestimarían y que Tarantino reivindica.

5 comentarios:

Tallulah dijo...

Ese Will cómo se lo curra! Mu weno el artículo, espero ansionsa la segunda parte...

Dance me to your beauty with a burning violin(8)

Yohou, Yohou, un gran pirata soy (8)

Jandro dijo...

Tarantino... ¿qué decir de él? El artículo de El país ya habla bastante por sí solo... Como no leo El País es un alivio poder leer aquí los únicos artículos interesantes extraídos de él... Jeje.

¡¡Saludos willhelm!!

Mister dijo...

Gracias por subir la entrevista!
Sin duda un grandisimo director, con muchas cosas que contar.

Saludos.

PD: Tengo una camiseta igual que la que lelva tarantino en la segunda foto :)

Tallulah dijo...

¿Dónde te compraste esa camiseta?
Dímelo, LA NECESITOOOOOOOOO

Onete dijo...

Genial articulo Willhelm. Tras leer cosas como estas es cuando me hace caer en la cuenta de que verdaderamente Quentin Tarantino es una personalidad muy influyente en el cine, tanto en los 90(su "generacion") como ahora y en el futuro. Es grande.

Mister...¿donde puedo encontrar esa camiseta? O_O

Un saludo ^^